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Cuando compras cualquier producto, pagas por el envase, luego lo botas y contamina

El uso de envases de un solo uso no es solo un hábito de consumo; es una de las principales causas de la crisis global de residuos.

Vivimos en un mundo donde la cultura del consumo ha alcanzado niveles sin precedentes. Cada vez que vamos al supermercado, a la tienda de productos de limpieza o a cualquier lugar donde se vendan bienes de consumo, es fácil olvidar que, detrás de cada producto, hay una historia que involucra no solo el contenido que compramos, sino también el envase. que lo acompaña. Este último, a menudo pasado por alto, representa un costo oculto y un impacto ambiental significativo. En este artículo, abordamos el ciclo de vida de los envases, el costo ambiental de la cultura del desperdicio y cómo cada uno de nosotros puede tomar decisiones más conscientes.

La realidad del envasado

Cuando adquieres un producto, es común no pensar en lo que realmente estás pagando. No solo estás comprando el producto en sí, sino también el envase que lo contiene. En muchos casos, este envase se desecha inmediatamente después de su uso. Esto plantea una pregunta crítica: ¿Qué sucede con todo ese plástico, vidrio o cartón una vez que lo tiramos?

  • Plástico : Según un informe de la ONU, cada año se producen alrededor de 400 millones de toneladas de plástico, y se estima que 8 millones de toneladas terminarán en los océanos. De estos 8 millones de toneladas aproximadamente el 40% se destina a empaques de un solo uso, según la Fundación Ellen MacArthur. Lo más preocupante es que, a pesar de los esfuerzos por mejorar el reciclaje, se estima que solo el 9% del plástico producido globalmente se recicla efectivamente, mientras que el resto termina en vertederos, océanos o se incinera, liberando gases tóxicos al medio ambiente. Esta tendencia ha llevado a la proyección de que para el año 2050, los océanos contengan más plástico que peces, en términos de peso.
  •  Este plástico puede tardar hasta 1.000 años en descomponerse, y durante ese tiempo, fragmentos diminutos, conocidos como microplásticos, pueden contaminar la cadena alimentaria, afectando tanto a la vida marina como a la salud humana. 
  • En Chile, la situación no es distinta. Según el Ministerio del Medio Ambiente de Chile , cada año se generan aproximadamente 1,13 millones de toneladas de residuos plásticos , de los cuales solo el 8,5% se recicla. Esto implica que más de 1 millón de toneladas de plástico se acumulan en vertederos o acaban contaminando los ecosistemas.

La situación en la Región de Coquimbo

La Región de Coquimbo no está exenta de esta problemática. Su ubicación costera hace que sea particularmente vulnerable a la contaminación marina por plásticos. Estudios recientes de la Universidad de La Serena estiman que más del 60% de los residuos que se encuentran en las playas de la región son plásticos, desde botellas y bolsas hasta microplásticos casi imperceptibles, que amenazan gravemente a la fauna marina local. La fauna de la región, como aves, peces y tortugas, está en riesgo de sufrir daños irreversibles al ingerir estos microplásticos, que se confunden con alimento.

El costo oculto del envasado

El costo del envase no se limita solo al precio que pagas en la tienda. Este costo tiene repercusiones ambientales que afectan a todos:

  • Contaminación del aire y del agua : La producción y eliminación de envases generan emisiones de gases de efecto invernadero, así como contaminantes que pueden acabar en ríos y mares. Esto contribuye al cambio climático y a la degradación de los ecosistemas.
  • Desperdicio de recursos : La fabricación de envases consume enormes cantidades de recursos naturales. La extracción de petróleo para producir plástico, la tala de árboles para hacer cartón y la minería para obtener vidrio son actividades que agotan nuestro planeta.
  • Costo económico : El manejo de residuos, incluyendo la recolección y el reciclaje, representa un gasto significativo para los gobiernos y, en última instancia, para los ciudadanos. Este dinero podría utilizarse en servicios más esenciales, como educación y salud.

La cultura del uso exclusivo

Cada vez que desechamos un envase, estamos contribuyendo a un ciclo de contaminación que afecta el aire, el suelo y el agua. El plástico tarda entre 100 y 1.000 años en descomponerse, y durante ese tiempo, se desintegra en fragmentos más pequeños conocidos como microplásticos, que han sido detectados en cada rincón del planeta, desde las profundidades del océano hasta el agua potable que consumimos.

Sin embargo, existen alternativas. Cambiar hacia un modelo de consumo más sostenible, basado en la reutilización y la reducción de envases de un solo uso, puede marcar una diferencia significativa. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sostiene que reducir el uso de plásticos de un solo uso podría disminuir los desechos plásticos en un 80% para 2040 .

Adoptar prácticas más conscientes, como comprar productos sin envases o en envases reutilizables, no solo contribuye a la reducción de residuos, sino que también nos conecta con un modelo más responsable de consumo. Al reducir la demanda de plásticos, estamos ayudando a generar menos residuos, proteger nuestros ecosistemas y asegurar un futuro más limpio para las generaciones venideras.

Hacia un futuro más sostenible

1. Opta por productos a granel : Comprar a granel no solo reduce la cantidad de envases que necesitas, sino que también te permite adquirir solo la cantidad que realmente necesitas. Esto no solo ahorra dinero, sino que también ayuda a minimizar el desperdicio.

2. Elige envases reutilizables : Muchas marcas están comenzando a ofrecer productos en envases reutilizables. Esto no solo es mejor para el medio ambiente, sino que también puede ser más económico a largo plazo.

3. Apoya marcas responsables : Optar por marcas que están comprometidas con la sostenibilidad y que utilizan envases biodegradables o reciclados es una manera efectiva de contribuir al cambio.

4. Educa a tu comunidad : Comparte información sobre el impacto del envasado y fomenta prácticas más sostenibles entre tus amigos y familiares. El cambio comienza con la educación y la concienciación.

Un pequeño cambio, un gran impacto.

Cada vez que tomas una decisión de compra, tienes el poder de influir en el mercado. Si más personas comienzan a exigir productos sin envases o con envases sostenibles, las empresas se verán forzadas a cambiar sus prácticas. La clave está en ser conscientes de lo que compramos y del impacto que nuestras elecciones tienen en el medio ambiente.

La próxima vez que vayas de compras, pregúntate: “¿Estoy pagando solo por el producto, o también por el envase que terminará en la basura?” Este simple cambio de mentalidad puede tener un impacto significativo en tu vida y en el planeta.

Conclusión

La realidad es que cuando compras cualquier producto, no solo estás adquiriendo un bien, sino también contribuyendo a un sistema de consumo que genera enormes cantidades de desechos y contaminación. Al optar por alternativas más sostenibles y ser conscientes de nuestras decisiones, podemos reducir nuestro impacto y contribuir a un futuro más saludable para nuestro planeta. Recuerda, cada pequeño cambio cuenta y puede marcar la diferencia.


Fuentes:

  1. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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